San Antonio de Padua

(1195-1231)

Nace en Lisboa, Portugal, en 1195 recibiendo en el bautizo el nombre de Fernando. A la edad de quince años ingresa en el monasterio de San Vicente de Fora, al cuidado de los canónigos regulares de San Agustín. Dos años después, obtuvo permiso para ser trasladado a Santa Cruz de Coimbra. Los años allí pasados fueron importantísimos para la formación intelectual del santo, que podía disfrutar de grandes maestros y de una rica biblioteca. Permaneció allí hasta el verano de 1220, donde recibió la ordenación sacerdotal a la edad de 25 años.

 

 

En ese mismo año, Fernando pasó de la comunidad de San Agustín a la de los Hermanos Menores de San Francisco, cambiando el nombre de Fernando por el de Antonio. Su deseo al cambiar, era tener la posibilidad de ir de inmediato entre sarracenos y sufrir el martirio por Cristo. Admitido en la Orden de San Francisco, obtuvo enseguida el permiso para ir a tierra de infieles. Lo que se sabe es que estuvo en Marruecos, y que pasó gravemente enfermo todo el invierno, de noviembre de 1220 a febrero de 1221; esto le obligó a regresar sin haber alcanzado el deseado martirio. Los planes de Dios no coincidían del todo con los de Antonio

Para recuperar la salud quebrantada, Antonio había embarcado en Marruecos rumbo a su patria, pero los vientos empujaron la nave hasta Sicilia. Llegó a Mesina, donde los frailes que lo acogieron le informaron que se iba a celebrar pronto un capítulo general en Asís, al que podían asistir los hermanos de toda la Orden e incluso los novicios. Aquella fue la gran asamblea de 1221 , a la cabeza de la cual estuvo San Francisco. Antonio, incorporado recientemente a la Orden en tierras lejanas, era allí desconocido y pasó desapercibido, inmerso en la reflexión de lo que veía y oía. Tras la clausura fue a hacerse cargo de la solitaria ermita de San Paolo, cerca de Forli. Durante unos quince meses, allí pudo el santo madurar su vocación, hasta que un hecho, en apariencia fortuito, iba a cambiar el rumbo de su vida.

El 24 de septiembre de 1222, acudieron a Forlí multitud de frailes, entre ellos Antonio, para recibir las órdenes sagradas o asistir a tal celebración. Antes de que los ordenandos se trasladaran a la catedral, sucedió la escena famosa en la residencia de los franciscanos: se debía dirigir una exhortación espiritual a los ordenados, y resultó que ninguno de los sacerdotes presentes, se había preparado, por lo que rehusaron improvisar. En tal situación el superior franciscano de aquella comunidad ordenó a Antonio que dijera dos palabras de edificación, y el santo obedeció. Desde que abrió la boca hasta que terminó su improvisado discurso, todos los presentes le escucharon como arrobados, embargados por la emoción y por el asombro, a causa de la elocuencia, el fervor y la sabiduría del orador.

Enterado el ministro provincial sobre los talentos del joven fray Antonio, le confirió el oficio de la predicación , consagrando, el santo, todo su tiempo a la tarea de la evangelización. Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero a numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó. Antonio recibió esta gracia extraordinaria por que mantuvo su alma limpia incluso del mas mínimo pecado; amaba mucho a Jesús.

Antonio obtuvo, sobre todo, resonantes éxitos en la conversión de los herejes, que abundaban en el norte de Italia, y que, en muchos casos, eran hombres de cierta posición y educación, a los que se podía llegar con argumentos razonables y ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras

En una ocasión, cuando los herejes de Rímini le impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar : "Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar". A su llamado acudieron miles y miles de peces que sacudían la cabeza en señal de aprobación. Aquel milagro se conoció y conmovió a la ciudad, por lo que los herejes tuvieron que ceder.

Algunas Fuentes sitúan aquí también el milagro de la borrica que se postró en adoración ante la Eucaristía: Quiso uno retarle a San Antonio a que probase con un milagro que Jesús está en la Santa Hostia. El hombre dejó a su mula tres días sin comer, y luego cuando la trajo a la puerta del templo le presentó un bulto de pasto fresco y al otro lado a San Antonio con una Santa Hostia. La mula dejó el pasto y se fue ante la Santa Hostia y se arrodilló.

 

Poseía todas las cualidades del predicador: ciencia, elocuencia, un gran poder de persuasión, un ardiente celo por el bien de las almas y una voz sonora y bien timbrada que llegaba muy lejos. Por otra parte, se afirmaba que estaba dotado con el poder de obrar milagros y, poseía una personalidad extraordinariamente atractiva, casi magnética. A veces, bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies; parecía que de su persona irradiaba la santidad. Se advirtió cada vez con mayor claridad que, la verdadera misión del hermano Antonio estaba en el púlpito. El Papa, Gregorio IX tenía una elevada opinión sobre el hermano Antonio, a quien cierta vez llamó "el Arca de los Testamentos", por los extraordinarios conocimientos que tenía de las Sagradas Escrituras

De junio de 1229 a junio de 1230 la Iglesia promovió una gran misión pacificadora Antonio era entonces ministro provincial y participó en esa misión, tuvo que visitar repetidas veces Padua y es probable que fijara allí su residencia, al menos temporalmente; así lo establece la redacción definitiva de los Sermones dominicales y su profunda amistad con el pueblo paduano.

En 1230 termina en Padua la redacción de los Sermones Dominicales y los prepara para su publicación.

En 1231, Antonio interrumpió la redacción de sus Sermones festivi , para dedicarse a la predicación diaria de la cuaresma, práctica hasta entonces desconocida. Esto agotó las fuerzas del santo y minó su salud, pero produjo muy abundantes frutos evangélicos. Así, el 17 de marzo de 1231, lunes santo, Antonio, que estaba terminando la predicación de aquella gran cuaresma, se presentó al Concejo de Padua para pedirles que se cambiaran los estatutos comunales en vigor, según los cuales el deudor que no pagaba, permanecía encarcelado hasta que sus familiares u otros pagaran su deuda, lo que, para los más pobres, podía significar como una cadena perpetua. El prestigio del santo y sus razonamientos hicieron que la autoridad competente cambiara aquellos estatutos.

Antonio se retiró a un monasterio en las afueras de Padua, debido a su quebrantada salud; al mismo tiempo, iba a completar sus Sermones festivi para las fiestas litúrgicas. Pronto se dió cuenta de que sus días estaban contados y entonces pidió que le llevasen a Padua. Para evitar el tumulto en la ciudad, se desviaron hasta el monasterio de las clarisas de La Cella .

 

El 13 de junio de 1231, a la edad de 36 años, recibió los últimos sacramentos, entonó un canto a la Stma. Virgen y sonriendo dijo: "Veo venir a Nuestro Señor" y expiró. Toda la ciudad quedó conmocionada. La gente recorría las calles diciendo: "¡Ha muerto un santo! ¡Ha muerto un santo!. Durante sus funerales se produjeron extraordinarias muestras de la honda veneración que se le tenía.
 

El 17 de junio los restos mortales de Antonio fueron trasladados en procesión fúnebre de La Cella a la iglesia de Santa María, atravesando toda la ciudad de Padua, el cuerpo del santo se encerró en un arca en el interior de la iglesia. Los paduanos han considerado siempre sus reliquias como el tesoro más preciado

San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte, en mayo de 1232.

El 16 de enero 1946, el papa Pío XII declaró a San Antonio doctor de la Iglesia, con el título de “Doctor Evangélico”.

En 1263 , sus restos fueron reconocidos y trasladados a la nueva basílica construída en su honor, en Padua. En esta ocasión, treinta y dos años después, se encontró íntegra la lengua del santo.

Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Se le llama el " Milagroso San Antonio " por ser interminable la lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte. Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. La tradición de ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama el " pan de San Antonio ", y comenzó a practicarse en 1890.

En Padua hay una magnífica basílica donde se veneran sus restos mortales.

"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree". San Antonio

 

Fuentes:

* Cronología de la vida de San Antonio de Padua , (extensa y breve), elaborada por J. M. Beltrán, OFM publicada en Selecciones de Franciscanismo, vol. XXVIII, n. 83 (1999) 283-296.

* San Antonio de Padua pagina creada por Las  Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.

* San Antonio de Padua, su vida

* Directorio Franciscano. San Antonio de Padua fechas Directorio Franciscano.

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